sábado, 24 de mayo de 2014

Este es uno de esos tantos días que te levantas normal... Con ganas de volverte a dormir. Pero empieza la rutina de sábado y hay que hacer tu paripé, son mis felinos quienes me devuelven a la realidad y me hacen pensar que soy necesaria para alguien, para ellos ¿Qué haría el gentil Noah si nadie le proporcionara sus multiples cuidados? Mi madre dice que son un incordio, para mi son el engranaje que mueve mi vida. Lo suficientemente insignificantes para que el mundo que me rodea se olvide de mi, lo suficientemente magníficos para darme una razón para existir.

Son las 11, mamá llama, un ¿cómo estás? al otro lado, suficientemente cercano para remover mi mundo, suficientemente lejano para que no se entere de la mentira... Desde que conseguí fingir que mis pesadillas cesaron, gané libertad, a costa de mantener este carnavalesco disfraz de grasa que todos tratan de decir que es demasiado escaso, pero es suficiente para mantener mi fachada de sana.

¿Enferma? Es mi estado, así me siento... Supongo que no es normal pero quiero ser ligera, heterea, poder volar y moverme con la gracil agilidad de mi gato.

Estas muy delgada, hoy me dijo él, corri al baño alegando que me hacía pis, me pesé, un pufff brotó de mis labios... Más peso no, pero menos tampoco... No quiero volver a la carcel.

¿Quien dice que quiere estar en esto? Eso también es una enfermedad... Peor que la mia, porque ellos lo eligen voluntariamente.... Yo no pude elegir.


### A veces nos odiamos desde lo más profundo de nuestro ser, la mayor muestra de ello es que nos mantenemos con vida ###

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